

La “libertad” es un concepto amplio y complejo que, a mi parecer, se utiliza muy a la ligera. Cualquiera habla sobre la libertad; se habla de ella tanto en el congreso como en el bar, en la calle, o en redes sociales. Personas de todo tipo, con historias, entornos y opiniones completamente diferentes, piden y alaban la libertad. Personas como Isabel Díaz Ayuso, Donald Trump, Karl Marx, Milton Friedman, el obrero, el empresario, o la mujer trabajadora (en casa o fuera) harta de tanta decisión tomada en su nombre.
La palabra Libertad se utiliza para campañas políticas como propaganda, para publicidad, para defender el mercado libre, para defender acciones individuales – en ocasiones incluso dañinas para otras personas –, etc. De tanto leerlo y escucharlo, yo me preguntaba, ¿libertad para quién? ¿Para que el empresario pueda actuar a su voluntad sin ningún tipo de consecuencia? ¿Para que exista el beneficio de la desgracia ajena? ¿Para que cuatro corporaciones puedan controlar la alimentación de miles de millones de personas? ¿Para que yo pueda comprarme kilos de ropa que no necesito a precios excesivamente bajos, a costa de miles de mujeres y niños esclavizados en otros países, y miles de familias contrayendo enfermedades crónicas a causa de la contaminación de las fábricas? Para mí eso no es libertad. Si mi libertad está costando vidas, no la quiero.
Viendo - y viviendo - el estilo de vida de Occidente, me pregunto: ¿somos realmente libres? ¿Es acaso posible llegar a ser libres? Unx se pasa gran parte de su juventud estudiando, a fin de conseguir un trabajo (con suerte no precario) donde pasar la mayoría de su tiempo hasta que la sociedad considera que su cuerpo ya no es productivo y, por lo tanto, útil. Estar pendiente del dinero, de pagar el alquiler, la hipoteca, la luz, el agua, la comida, los impuestos, etc; para jubilarse y no tener la salud física ni energía para hacer las cosas que quería hacer cuando no tenía tiempo.
Se mide todo en base a la productividad, parece que cuantas más cosas (productivas) unx haga, mejor es: la representación del éxito es ganar dinero y trabajar a niveles inhumanos. No nos permitimos descansar y, cuando lo hacemos, nos sentimos culpables. Nuestra personalidad es nuestro trabajo: de niñxs se nos pregunta ¿qué quieres ser de mayor?, queriendo decir ¿de qué quieres trabajar cuando seas mayor?, ¿cómo quieres ganarte la vida cuando seas mayor?¿Cómo vas a conseguir el dinero que necesitas para poder vivir?
Por otra parte, al ser mujer, una crece y se adapta a la idea, socialmente construida, de lo que significa ser mujer. Desde muy pequeñas se nos imponen estándares; cómo debemos actuar y vestir, cómo debería ser nuestro cuerpo, a qué debemos dedicarnos, etc.
Este proyecto es una reflexión sobre la libertad, si existe o si es acaso posible llegar a ser libres, y está dividido en tres capítulos:
1. “Libertad dentro de una misma”. Trata las inseguridades, miedos, dependencias; los límites tanto mentales como físicos que están dentro de una misma.
2. “Libertad dentro de la sociedad”. Cuestiona el estilo de vida occidental, donde parece que lo más importante es el dinero y el poder.
3. “Libertad dentro del planeta”. ¿Cómo vamos a ser libres en un planeta con límites?
Me planteé mucho si llevar a cabo este proyecto y tratar este tema porque me daba la sensación de representar “problemas de primer mundo”. Además, tampoco tengo del todo clara mi opinión acerca de la libertad, va evolucionando a medida que vivo y aprendo. Pero esta es mi realidad y es lo que conozco hoy por hoy. Este trabajo está enfocado desde una perspectiva occidental y privilegiada, y señala lo que a mí me parece que quita libertad.
El proyecto es una muy pequeña parte de mi Trabajo Final de Postgrado de la escuela IDEP Barcelona.
Para ver el libro completo ponerse en contacto conmigo.
1
LIBERTAD DENTRO DE UNA MISMA







2
LIBERTAD DENTRO DE LA SOCIEDAD









3
LIBERTAD DENTRO DEL PLANETA






